jueves, 1 de diciembre de 2011

“No se dice boliviano, se dice soy de Bolivia”


En el muro de la Colifata
En la Colifata 

Cantos a la Pachamama, oraciones en quechua, bailes a la luz de la luna; palabras delirantes y una dulce voz, son  algunos de los ingredientes de “Momento Boliviano” que cada sábado cierra la trasmisión de Radio La Colifata, (emisora) que trasmite desde el Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial José Tiburcio Borda, en Buenos Aires Argentina.

“Momento Boliviano” es protagonizado por Ever Beltrán García, un colifato de 53 años de edad, oriundo de la provincia de Punata, ubicada en la parte media del departamento de Cochabamba en Bolivia.


En el espacio de Radio La Colifata dos mujeres conocen a Ever y sin mucho preámbulo ni misterio los tres quedan unidos por un vínculo de fraternidad y amor. Ellas son Nelly Bader y Constanza Falco (madre e hija) quienes se convirtieron  para Ever en su familia argentina. “Nos vimos el primer día e inmediatamente yo fui su mamita Paulina y Constanza su hermanita Coni”  cuenta Nelly.

La migración hacia la Argentina


En 1974 a los de 16 años aproximadamente, Ever llega a Buenos Aires con dos de sus hermanos, huyendo  del maltrato físico que les daba su padre (José Beltrán) y enviados por la madre (Paulina García de Beltrán), quizás a encontrar una mejor vida.
Junto con su hermano Fanor y su hermana Aurora se asentaron en la localidad de Villa Celina (barrio del partido de La Matanza, en la provincia de Buenos Aires, linda con el Mercado Central de Buenos Aires) en la que se ubica una gran comunidad de Bolivia. Empezó la búsqueda de trabajo y los varones lograron emplearse en una fábrica ensambladora de partes de autos.


La Internación


Fue en esta fábrica donde el protagonista desencadenó su enfermedad mental, al tocar un tablero eléctrico y sufrir un choque. “Primero veía cosas feas, escuchaba voces, luego se volvió agresivo y ya no decía cosas coherentes” cuenta su hermano Fanor a Nelly. Ahí empezaron a buscar médicos clínicos  hasta que alguien recomendó internarlo en el hospital Borda.


Al cumplir 18 años de edad Ever es internado en el Borda, su madre viaja a Buenos Aires desde Bolivia y hace el trámite respectivo. Ever es diagnosticado como esquizofrénico[1]. Allí empieza su vida como interno con una serie de vivencias propias de un hospital neuropsiquiátrico, donde las condiciones son precarias. Diez años después la señora Paulina vuelve por él y bajo su responsabilidad lo saca del Borda y se lo lleva a Punata.


Durante un año comparte con su familia, conoce a su hermano menor Fredy pero infortunadamente no consiguen que se le lleve el mismo tratamiento y él vuelve a Buenos Aires y nuevamente es internado. Su familia regreso a Bolivia, en Argentina quedaron sobrinos pero ellos no tienen contacto alguno con él. Hace un año lo visitó Fanor y le regaló un par de zapatos que no se quita porque se los regaló “su hermanito Fanor”. 

Haciendo trapecio en el FAB
El colifato más activo del Borda 


Para Ever todos los días hay actividad, los lunes participa en el Frente de Artistas, allí hace trapecio y obras de teatro, se despliega con una facilidad y concentración única, su rostro y su actitud lo muestra como un gran artista y su realidad como paciente del Borda pasa a un segundo plano. Realiza presentaciones fuera del hospital y de la ciudad. Es asombrosa la fuerza que tiene y la elasticidad “Él acompañaba a su hermano Fredy a entrenar artes marciales, esto durante el año que vivió en Punata y que compartió con su nuevo hermano” cuenta Nelly. De allí un poco su destreza, teniendo en cuenta las circunstancias en las que vive.


En el frente 74, todas las tardes realiza tareas terapéuticas. En una ocasión hizo una maqueta en la que el hospital, la fábrica, las casas, los colores referían a Bolivia y sus letreros eran escritos en  quechua.
Los sábados va a los talleres de Cooperanza, donde realiza manualidades, canto, taller periodístico, taller de literatura, entre otras actividades. Y su participación en la grilla de La Colifata, en la que trasmite al público y a los oyentes su magia espiritual, enamora a más de uno con sus palabras en quechua y sus delirantes viajes mentales. Emociona a los visitantes de la radio con sus gestos su baile a la Pachamama, su música y su “Verónica por favor la cuatro” conoce cada una de las canciones del CD del grupo Samaj, es el grupo integrado por sus hermanos Fanor,  Jhoon y Fredy, folklore de Bolivia.


Las películas westerns[2]  y los juguetes


No para de reír al ver una película y es increíble la atracción por el género western, no importa si está en ingles, en italiano, no importa el idioma, él se la goza igual. Se sienta en el sillón de la casa de Coni “mi hermanita la más menor” como la describe él; se duerme Coni, se duerme Nelly y él sigue inmerso en su película como un niño de 9 años, que realmente tras la investigación y conversando con su familia argentina es esa la edad en la que su mente se quedó.


Habla de papá D’jango y tiene a más de uno buscando quién es este personaje. Nelly y Coni tras una ardua investigación encontraron que este es el protagonista  de una serie de películas “D’jango” del genero spaghetti western de la década de los 80’ y quien se convirtió en su héroe. En la canción a la Pachamama Por el suelo que interpreta  junto al famoso cantante Manu Chao, da rienda suelta a su admiración por  D’jango, describiendo “como saca sus balitas del sombrero, como  un solo hombre puede matar a todos los mundos y como papá D’jango usa su ametralladora”.


En una de las salidas con Nelly y Coni, saca una placa de sheriff, y dice “Soy el Sheriff del Borda, no digan nada, no digan nada”. La placa era de plástico; la situación se presentó cerca a dos patrulleros así que confundió  a estas mujeres por lo real que parecía la placa.  Ever llevó a Coni al lugar donde la compró, y sí, era un set de esposas, pistola, balitas y la famosa placa de patrullero.


Su familia Argentina


Constanza Falco es estudiante de Psicología en la UBA y con su madre fue a escuchar La Colifata. Desde ese primer sábado no han dejado de ir al Borda y son voluntarias en el hospital. Ellas trabajan en el frente 14 donde están los pacientes con problemas de drogadicción, violencia y VIH. Se han convertido en las madres y hermanas de muchos internos, creando un fuerte lazo de amor y fraternidad. Su pasión y su amor son a cambio de nada, pero ellas saben que han recibido mucho más de lo que esperaban, como cariño y un profundo agradecimiento.


Las visitas a Ever, las salidas a comer, a ver televisión, a caminar, su compañía a las presentaciones con el Frente de Artistas, han servido para que su vida pueda en ocasiones tener una especie de paz, que les manifiesta cada vez que puede, con una frase bonita, una carcajada contagiosa o un beso en la mejilla. Pero él también llegó a la vida de ellas para iluminarla, olvidar tanto afán, estrés, tanta situación efímera y concentrarse en lo real, en lo bello, en lo vivido, en el hoy.


Hay una situación real en la que ellas han tenido que trabajar, y es el momento que dejan a Ever en el hospital. “Ver su manito despidiéndose, mientras yo estoy arrancando el auto es terrible, me provoca decir: ¡hey! acabemos con esto y súbete de nuevo” dice Nelly; pero la realidad es otra.


Ever


Es como ver a un niño en el cuerpo de un hombre, su ternura, su respeto por los demás, sus historias delirantes con nubes, coches verdes, palomas que para él son pacientes del borda que de disfrazan,  remite a su interlocutor al dialogo con un pequeño.


Ever tiene la particularidad de usar la misma chaqueta en invierno, en otoño, en primavera y en verano, no se la quita, ahí guarda sus pertenecías y las sostiene con un canguro en su cintura. Habla con diminutivos, con mucho respeto y nunca dice malas palabras, sabe qué está bien y qué está mal y lo manifiesta. Fuma mucho y eso le ha empezado a generar problemas de salud.


Salir con él es como ir con un niño, toma la mano de su guía y está atento a las indicaciones obedeciendo cada palabra, claro que también toma sus propias decisiones y recuerda cada cosa sobre su país. Tiene claros recuerdos de la comida, la indumentaria, los bailes, el idioma, cada miembro de su familia y de su “papito José” (su padre) a quien a pesar de sus maltratos en la infancia, lo llora y sufre por soñar que le da una piña (golpe).


Ama a su tierra, se siente orgulloso de los logros de sus hermanos, habla con un gran cariño de su mamita “Paulinita” y destila ternura y paz. Ever es uno de esos casos en que se presta para pensar si realmente es una persona Colifata, un ángel o un ser maravilloso de otro mundo que pasa para dejar lecciones de vida, palabras de “Luz y Amor”, palabras de “Somos hermanitos, todos somos hermanitos” y recomendaciones como “sean buenitos”.


Ever es de Bolivia y aclara: ¨No se dice boliviano, se dice soy de Bolivia”.

De paseo con Ever en Campana


Poema de Abril



[1] La esquizofrenia  es un diagnóstico psiquiátrico en personas con un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizados por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad. http://es.wikipedia.org/wiki/Esquizofrenia

[2]El western es uno de los géneros cinematográficos más populares del cine estadounidense. La palabra western, originariamente un adjetivo derivado de west («oeste», en inglés) http://es.wikipedia.org/wiki/Western