domingo, 12 de agosto de 2012

Amor y Perdón


El Árbol de la Vida
Sinopsis

Una reflexión fantástica sobre la búsqueda del sentido de la vida. El árbol de la vida se centra en Jack, el mayor de tres hermanos que tiene una complicada relación con su padre, y del paso de la infancia a la edad adulta con la desilusión que esto puede suponer.
Jack es un alma perdida en busca de respuestas sobre el origen y significado de la vida, cuestionándose la misma existencia de la fe.
Ficha de producción:
Título: El árbol de la vida
Título original: The Tree of Life
País: USA
Estreno en USA: 27/05/2011
Estreno en España: 16/09/2011
Productora: Fox Searchlight Pictures
Director: Terrence Malick
Guión: Terrence Malick
Reparto: Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, Fiona Shaw, Crystal Mantecon, Joanna Going, Jackson Hurst, Dalip Singh, Kimberly Whalen, Kari Matchett, Brenna Roth, Jennifer Sipes, Zach Irsik, Brayden Whisenhunt, Danielle Rene, Tamara Jolaine, Hunter McCracken

Amor y perdón

Un paso por el filme El Árbol de La Vida.

Recuerdo que llegamos tarde, siempre voy al Cine Colombia de la Avenida Chile y en mi última visita a Bogotá no podía dejar de ir, es una de mis salas de cine favoritas. Ya sabía que no había sillas desocupadas atrás, en el centro de la sala donde por costumbre busco; pero era más la ansiedad por ver este filme que no me importó. Así que acepte sentarme en la segunda fila casi con la pantalla en mi cara, aun así la disfruté al máximo, no es un filme de los que se puede estar acostumbrado a ver pero fui con todas las ganas, “es para sentir no para ver con los ojos”[1]. Lo inquietante es que yo moría por entrar a la sala y en medio del filme muchos morían por abandonarla, nunca había visto este fenómeno, eran muchos saliendo o despotricando la película.

Los motivos al fenómeno anteriormente mencionado son varios, uno la falta de diálogos pues las imágenes hablan por sí solas y es necesario estar muy conectado y concentrado para seguir el hilo del mismo. Dos: la narración de éste filme no existe es más una prosa, una poesía que se entrelaza con las espectaculares imágenes metafóricas. Tres: hay muchas personas que no  entienden que los filmes son eso filmes y éste es un tanto estructurado con fuerza en la evolución, y los asistentes se interesaron únicamente en eso y no en toda la mágica significación que trae en su conjunto. El tema religioso se apoderó en cuanto a la crítica.

Quiero detenerme en mi criterio y lo que significó; además de una excelente fotografía, música correctamente escogida y la limpia actuación, aunque prefiero no hablar mucho de eso pues no soy crítica de cine y no lo pretendo ser. La magia que envuelve este filme, el alma es el perdón definido como una característica de los que es el amor, el verdadero amor.

En la primera Epístola de Pablo a los corintios desde el capítulo 13 en “Las primicias del amor”[2] dice que el amor no guarda rencor, lo cual es un desafío, no es fácil tener otro sentimiento cuando alguien te hizo daño sin importar el nivel de significancia del mismo, daño es daño, dolor es dolor sin escala de graduación alguna.

“Santo Tomás de Aquino distingue dos modos de perdonar: uno perfecto, que consiste en que el ofendido va al encuentro del agresor; y otro, que es más común y al que todo el mundo está obligado, que consiste en perdonar a los que nos piden perdón”.[3]

En la película vemos una gran validez en las relaciones familiares (familia-base de una sociedad) en las que en algunas por varios motivos se quiebran estas relaciones de amor y en ocasiones es muy difícil perdonar, en cierta forma por el mismo lazo familiar que se hace mucho más frágil la confianza.

Este filme narra algunos sucesos de la vida de la familia O’Brien,  su microcosmos es expuesto con acciones y reacciones muy fuertes, un padre autoritario y domínate, una madre sumisa, la pérdida de un hijo (ese es un dolor en que nace la “culpa”, perdonarse así mismo no es fácil, castigarse se hace automático en el hombre). Esta familia nos hace testigos de la relación entre los protagonistas, cómo lidian con la violencia y el dolor, la llegada de un hermano, la competencia por el cariño de una madre por parte del primogénito Jack quién en su adultez es un exitoso hombre que manifiesta en su rostro una acumulada y retenida tristeza, con miles de recuerdos de su infancia que se evidencia en su masculinidad.

Dos cosas, la primera la pérdida de un hijo hace que lo más mínimo haga a los padres pensar y pensar que ellos tuvieron la culpa, aun cuando el médico o los especialista les explique las posibles causas o las circunstancias de esa triste perdida, llega la culpa y el castigo propio, y si no se logra un auto perdón es más difícil pensar en perdonar a otro. 

Segundo, no tengo muchos recuerdos durante la infancia de mi familia materna, excepto por una tía y tres primos, y nulos por parte de mi padre. Durante muchos años para mí la palabra familia era sinónimo de núcleo familiar de madre y cuatro hermanos. Lo anterior debido a una fisura de esos finos lazos de familia, mal entendidos y una suerte de situaciones que lograron sepáranos (esto en lo que respecta a la familia materna, la paterna nunca estuvo porque el padre tampoco, así de sencillo) pero cuando cumplí 15 años, surgió el milagro, el poderoso perdón que nos llevo a reconstruir, a tejer, a unir esos hilos familiares rotos. Este perdón y amor se renovaron con la creatividad de las mujeres de mi familia, mujeres con un poder de rehacer, crear, inventar, sanar, amar, como mujeres Gaiáticas,[4] mujeres sin límites llenas de felicidad, mujeres que aman la vida con una fuerza incalculable, mujeres libres, artistas, así las defino con una alegría que se desborda de mi alma. ¡Mujeres Rincón, mujeres que perdonan y aman!...


[1] Diego Valdeblánquez Prieto
[2] Santa Biblia, Versión Reina Varela 2000