La basura
No vamos a
tener una sociedad si destruimos el medio ambiente. (Margaret Mead)
Me pregunto si usted tira basura
en el piso de su casa, o si por el contrario los levanta para que cada día esté
más bella y limpia.
Recuerdo a unos chicos en Bogotá que detuvieron su auto en una
calle principal sólo para dejar en el piso unos envases de comida, es decir basura.
De inmediato me invadió un sentimiento de rechazo que despertó una alarma y corrí
antes que pusieran de nuevo el auto en marcha y les devolví los envases que se
les había “caído al piso”.
Casos como el anterior los veo
cada día y muchas veces siento una impotencia y los imagino haciendo lo mismo en sus casas o lugares de trabajo.
El barrio, la ciudad, el pueblo;
el lugar que visita, donde vive, es su casa, es mi casa y es la casa del otro, es
un lugar público que compartimos; no por eso podemos dejar la basura en
cualquier lugar o tirarla al piso, -total no es de nadie- sin entender que es el lugar de todos.
La basura que genera una persona
es privada, si esa basura la dejamos en
la calle la hacemos pública, lo que nos lleva a un conflicto entre lo público y
lo privado; desde ese contexto hay una verdad lógica: mi basura (privado), no
pertenece a mi vecino (pública), así cada uno se hace cargo de esa su
basura, dando un primer paso para una responsabilidad social, que siempre empieza
desde el individuo.
La clave del tema de la basura, y
de todo lo que tenga que ver con la convivencia en mi casa, está en