jueves, 2 de abril de 2015

Un corte


Dicen que una mujer que se corta el pelo, está por cambiar su vida.
                                                                                                     (Frase película Coco antes de Chanel)

Hace casi cuatro años hice un corte en mi vida, no un corte de cabello precisamente aunque también hubiese sido buena idea. Hice un corte sentimental que no sólo cambió mi vida, también cambió la de él.
La decisión
Para muchas personas que nos conocían como pareja y para nuestras familias era una locura mi decisión, pero nadie mejor que nosotros para saber que fue la más sensata.
Las personas solemos creer que hay un principio de pertenencia sobre el otro, luego interviene una suerte de egoísmo que a su vez llama  a la inseguridad y al malestar espiritual.
Lo anterior me pasó, un día dejé de creer en mí y me apoderé de la vida de él, dejé de ser y me envolví en un mundo que sólo estaba en mi imaginación, sin importar que la vida nos dijera que no era así como nuestro amor debía florecer; hasta que un día lo entendimos.
El proceso
No voy a decir que fue fácil o que no sufrí, o que no lloré; por el contrario fue tan duro y tan doloroso que en un momento pensé que no iba a levantarme de la tristeza.
Fueron días en que no pensaba más que en mi dolor, en mi angustia, en todo lo que no fue y lo que pudo ser, días que fueron pasando y así mi vida pasaba sin ninguna gracia.
Son muchas las historias que se pueden relatar de aquella fecha, aunque como ya pasaron es mejor relatar los que vinieron y los que vendrán.
El cambio
Definitivamente el cambio está en el querer y en el hacer, no se puede pretender que la situación tenga un giro milagroso, sin antes querer que eso suceda e iniciar  una nueva empresa y trabajar a diario.
Abrí mi mente y mi corazón a todo lo bello que me rodeaba, salí de un mundo imaginario a un mundo lleno de realidades en los que yo estaba llamada a ser parte, a servir, llamada para actuar, pertenecer, descubrir; trabajar, sembrar.
Comencé a crear un reconocimiento de mi misma, de lo que me gusta, de lo que no, de mis capacidades y defectos, inicié un romance conmigo, un amor por mí. Pude  ver mi relación personal con los demás y mi vida espiritual.
Durante todo el proceso de duelo y en el cambio, recibí, sí, recibí (sé de mujeres que no lo quieren recibir) todo el apoyo y las oraciones de mi familia, la fidelidad y amor de mis amigas (fundamental para seguir). Es tan importante recibir con gratitud, es un plus para emprender el cambio.
Dejé de pensar en lo que no fue e inicié un nuevo espacio en mi vida. Cesaron las quejas y las culpas, el dolor fue cambiando y yo fui creciendo.
Aunque también cometí errores durante el proceso y durante el cambio, y por éstos pido perdón a las valiosas personas que se vieron afectadas.
Realidad      
Hablar de una amistad en una ex pareja puede ser una utopía, sólo que en mi caso fueron muchos años juntos y un gran acontecimiento, que deja a un lado algún rencor entre nosotros, más bien, todas esas vivencias permitieron que hoy logremos un acercamiento profesional, de respeto, con un verdadero amor, ese que la vida nos dijo siempre que debíamos vivir, un amor philla, que según los griegos se manifiesta en un amor fraternal.
Cuando se crece en lo espiritual se puede entender el para qué de las cosas que suceden, esas que en su momento creímos que eran malas, que quizá sí, o quizá no.
Hoy
Hoy tengo mi corazón sano, abierto y listo para amar y obtuve un cambio. Hoy él se casó con una virtuosa y hermosa mujer, tiene un bello hogar y obtuvo un cambio. 
Amor y perdón es la clave en nuestra sociedad y en cualquier entidad de la misma.



  Soy Sofía Rodríguez, soy un agente de cambio, creo en el amor y en el perdón, en que la vida es sagrada y en que los jóvenes y las mujeres tenemos que ser parte del cambio en nuestra sociedad.

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