martes, 26 de marzo de 2013

Hablando del “mes de la mujer”

Durante la semana antes del ocho de marzo, fecha en el que se celebra mundialmente el día de la mujer, pensé en tantas cosas para escribir respecto a  las mujeres, pero realmente eran tantas ideas que rondaban en mi cabeza, que decidí dejarlo de lado y hacer caso omiso, pensé que no debía revolver papas con yucas (mandiocas) como tengo por costumbre, pero, ¿qué será de mi sin mis revueltos, qué sería de mi sin hablar de lo que veo, siento y escucho?

Este texto tendrá diferentes situaciones a las que nos enfrentamos las mujeres, porque para nadie es un secreto, ni descubrí que el agua moja; sí, que callamos y que eso nos hace tontas, tristes y muy vulnerables.


En el día internacional de la mujer, leí y escuché mucho sobre lo grandiosas que somos: inteligentes, luchadoras, bellas, emprendedoras, tiernas, únicas, las mejores. Y sí, somos eso y mucho más, no hay calificativo que alcance para describirnos.

¿Celebración?

El día internacional de la mujer se ha venido celebrando sin falta cada 8 de marzo desde 1977, aunque se había comenzado a conmemorar desde 1910. Lo que buscaban estas mujeres era una igualdad en su condición tanto laboral como en su desarrollo personal; educación, derecho al voto, a un salario digno de su trabajo, etc. Hoy en la celebración del día, parece que las mujeres buscan un alud de besos, felicitaciones, regalos, entre otros. Y pobre de sus amigos, novios o esposos si no se acuerdan de 
felicitarlas como mínimo . La celebración se ha convertido más en una fiesta comercial, olvidando todo lo que por objetivo tenía. Será que las abanderadas en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhage (Dinamarca)  en agosto de 1910, querían sólo que les felicitaran y les dieran flores, qué diría Clara Zetkín sobre el tema?

Soy una defensora de la mujer, llámenlo solidaridad de género o como sea, (palabras de un conocido) amo ser mujer, y tener el cuerpo que tengo, la mente que tengo, las capacidades y saber que no soy sólo linda, es decir; ser mujer es el privilegio que me dio Dios, es la responsabilidad y la alegría a la que fui elegida. Ser mujer tiene el mismo valor que ser hombre. No culpo a nadie de la situación que han vivido las mujeres durante siglos, más bien pienso en todo lo que nosotras hemos permitido, ya sea por miedo, ignorancia, tradición, o simplemente por ser pasionales y sentimentales. Lo que importa es que aún seguimos en pie de lucha para: tener una igualdad respecto a derechos, al valor íntegro personal y sobre todo a un trato con respeto como a cualquier ser humano. No se trata de ser iguales a los hombres (amo ser mujer, femenina; mujer), pero sí ser un equipo, los hombres y las mujeres, sí, así, un equipo por algo poseemos características tan diferentes, tanto físicas como emocionales y sentimentales, no menos, no más.

El día de la mujer es para conmemorar a todas estas luchadoras por nuestros derechos, recordar que muchas de ellas murieron por la causa. También es para recordar que aún nos queda un gran camino, que debemos seguir alzando nuestra voz de protesta por las injusticias a las que somos víctimas. Recordar a las niñas que son obligadas a trabajar en la guerra, a las que son explotadas sexualmente, a las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar,  a Rosa Elvira[1]; incluso a nosotras mismas desde cada situación en la que nos encontremos. No intento ser una feminista o declarar una guerra a los hombres, eso nunca, es más me encanta esa protección y compañía que ellos nos ofrecen. Quiero que nostras las mujeres no olvidemos que la lucha no es sólo de un día, que el amarnos y pensar en nostras es de ayer, de hoy y de mañana. Dijo como cliché un amigo: “El día de la mujer es todos los días” pero sacándolo de ese contexto, sí, es así, es todos los días.

Mi cuerpo es sagrado

Hace poco dos de mis mejores amigas, me contaron historias de sus vidas que durante muchos años fueron unas legítimas pesadillas, lo han guardado en sus mentes y en sus tristes recuerdos porque cuando intentaron hablar las callaron, no creyeron en sus palabras de niñas. Así que se convirtieron en vulnerables, ¿por ser mujeres?, ¿por ser niñas?, ¿porqué les tocó? La terrible situación de ser violentada(o) sexualmente ha sido durante siglos una tortuosa situación que han enfrentado niñas, niños, mujeres y hombres. Hoy las cosas no ha cambiado, vemos cada tanto noticias sobre la violencia sexual y hasta asesinatos de miles de mujeres y de niñas, ya sea por un extraño, un amigo, un familiar, padrastro y hasta por sus propios padres. Cuando hablo de violencia sexual, también hablo de caricias in apropiadas, besos, juegos que llevan a comportamientos sexuales, etc.

Al hacer una mirada hacía la “evolución” del humano, podemos dar cuenta que los comportamientos de algunos “hombres” son los mismos que hoy se ven. Odas con un macho, con un poder del hombre sobre la mujer, un poder sin control. Se destacaba éste personaje porque de él dependía la supervivencia de la mujer; claro que este macho que ya sabemos era dominante se alimentaba primero, y siempre “merecía lo mejor”.

La mujer siempre fue objeto sexual y en servicio de la reproducción y cuidado de la familia, sin derecho a opinión; de hecho el mismo Picasso pintor y escultor reconocido por su movimiento cubista, y como el más grande artista del siglo XX;  pintó una serie de cuadros en que expresaba un sexo machista al extremo, en el que las mujeres son usadas sólo para el goce del hombre, donde la mujer no obtiene placer, está ahí para deleite y sometimiento de los caprichos de su “hombre” , en la mayoría de imágenes ella aparece postrada en símbolo de adoración al “macho todo poderoso”; es así como lo describe Mario Vargas Llosa, en su libro “La civilización del espectáculo”.

La mujer es un ser humano, esto lo voy a repetir siempre porque parece que a algunos se les ha olvidado. La mujer piensa, la mujer siente, más o con mayor intensidad; pero siente, la mujer es sabia, sí, sabia, es autónoma, la mujer tiene la capacidad de ejecución y de desarrollo. La mujer tiene un cuerpo, ese cuerpo es sagrado, la mujer decide sobre él.

Martina (Crónica)

Un domingo, teatro Espacio INCAA Km 0 Gaumont, Buenos Aires, Argentina. Estaba yo esperando para entrar a ver una película argentina, se sentía un clima espectacular y una noche de esas que quieres encontrar, ver o experimentar algo bueno. Una mujer de edad (abundan en esta ciudad) se acerca y me pregunta qué película se proyectaba, le conté. Ella se sentó a mi lado en el andén (vereda) y me dice: “Yo fui una bruta, me hubiera casado con Jorge, no estaría sola y buscando un cine barato”. La miré como-¡dime más!-Me miró y entendió mis ganas de escucharla.

Martina es una mujer de 63 años (creo que más, pero esa fue la edad que me dio), linda, con su rostro maquillado, bueno…mal maquillado, el hermoso labial color coral que tenía en sus labios recorría las diminutas arrugas de éstos, sus pestañas largas y con la pestañina (rímel) en su parpado, vestida de blanco y fucsia y tacones dejando ver sus píes. Martina comenzó a contarme la historia de su vida con una voz pausada y baja. “Yo tenía una cinturita y unas piernas hermosas” -me dice- con un tono y una mirada coqueta; la miro y me transporto.

Su historia fue algo rara, en realidad no sé si ella tenía muy buena memoria o una gran imaginación, lo que sí sé es que cada palabra, cada descripción, cada recuerdo me lo contaba con la mirada, y con muchas ganas de ser escuchada. Quedó viuda muy joven con una nena de 4 años, por suerte logró obtener la pensión de su esposo, con el primer pago puso una papelería (librería), vivió de eso durante toda su vida. Un día conoció a Jorge y se enamoró, él era dueño de una cadena de farmacias, la principal se encuentra en la Av. Rivadavia, en Plaza Once. Ella empezó un romance con él, una promesa de matrimonio un anillo de brillante con platino, me cuenta que la piedra era del tamaño de un garbanzo, pero hervido. Él le prometió bajarle la luna y las estrellas. Ella pensó en su hija. En resumen no se casó.

Entramos a ver la película, yo pagué 8 pesos, ella mostró su identificación de discapacitada, Martina tiene Hidrocefalia, pero está operada así que ya se maneja muy bien. Nos divertimos mucho en el cine, reímos, nos sorprendimos y hasta nos asustamos en una escena de tiroteos. Al salir del cine me mira y me dice: “Vos pensás que yo estoy loca, pero no, yo soy feliz, sola pero feliz, porque si me hubiera casado con Jorge es probable que no hubiese venido hoy a cine y no me habría divertido y emocionado tanto”. “Lo que es del agua, se lo lleva el agua”.

Martina aún, piensa en lo que pudo ser y en lo que no pudo ser, pero llega a la conclusión, que vivió su vida, pudo amar al padre de su hija y hoy ve cine barato, cine que la divierte y culturiza.

¡Dilo!

Algo que nos caracteriza a las mujeres es no saber decir lo que queremos, sentimos y pensamos, esto para todos los casos, creemos que los demás piensan igual que nosotras y que por ende nos deben entender; así que las consecuencias son frustración y desanimo. Sin hablar de esos días en que nuestras hormonas nos hacen mujeres fluctuantes y somos insoportables, no soportamos ni a nuestra sombra. Somos seres muy sentimentales y pasionales, de hecho la mayoría crecimos viendo las películas de Disney, dañinas películas de princesitas en las que todo era color de rosa, en que existía un príncipe que más bien parecía brujo porque leía la mente y sabía exactamente qué hacer y cómo comportarse ante su amada.

Pues no, los hombres no saben leer la mente, incluso muchos no saben leer las miradas ni nuestras medidas desesperadas para llamar su atención. Muchas veces queremos un abrazo de nuestra pareja y pretendemos que él lo haga por iniciativa sin pensar que posiblemente él tiene su cabeza en cualquier otra cosa (fútbol por ejemplo). Debemos pedirlo, con el tiempo ellos probablemente lo hagan sin que lo  solicites.

También tendemos a callar las injusticias pensamos que tenemos la culpa y justificando al agresor, con eso lo único que  logramos es que sigan sucediendo esas hechos y nunca paren. Al hablar podemos ayudar a otras mujeres para que también hablen o no sean víctimas de las mismas agresiones.

Mujeres no somos culpables de nuestra condición de género, de tener senos y vagina, de tener caderas y ser bellas, no somos culpables; así que no hay que callar. Hoy podemos encontrar muchos centros de atención a víctimas de violencia sexual, en los que nos pueden proteger y aconsejar, hoy aprendí que una agresión sexual se puede denunciar e investigar no importa el tiempo que ha pasado, porque son casos que no se cierran. Di lo que sientes, piensas y quieres, siempre es mejor hablar a tiempo y no cargar con cruces o frustraciones, creer que eres una incomprendida o que no te aman.


Nota: agradezco a todos los que me saludaron y dieron flores, me gustan los halagos y las flores. Digo en voz alta, lo anterior no significa que dejen de saludarnos el día de la mujer, también hace parte de la conmemoración.


1 comentario:

  1. Como siempre, sentimiento puro. Buena esa, mi amiga colombiana en un país con fama de hombres vanidosos y machistas. Escribe, escribe, escribe...Escribir también es una forma de liberarse...

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